Paranoia.

Luis Barcenas(1)

El periódico de más prestigio durante los últimos cuarenta años entra en una profunda crisis. La crisis, además, no es tan sólo económica, derivada de la pésima gestión que, tras la muerte de Jesús de Polanco, lleva a cabo Juan Luis Cebrián. Además, los problemas financieros, derivan en la peor noticia de todas para El País: un ERE y una profunda crisis de prestigio.

Evidentemente, no es El País el único medio escrito que está en una situación parecida. Todos las demás grandes cabeceras también lo están. Han sido muchos años de mal periodismo, de intentar captar lectores, más que a golpe de buena información, a base de periodismo sensacionalista y regalar cuberterías, televisiores y dvds. Ellos dirán que la culpa es de internet. No debemos creerles. La culpa es suya porque no han sabido o no han querido hacer bien su trabajo.

Además, la gran mayoría de estos medios, al hacer un pésimo periodismo y perder lectores e ingresos, se lanzaron en manos de las entidades financieras que, ahora, se han quedado en sus consejos de administración. Por poner dos ejemplos claros: el grupo que controla el diario El mundo, Unidad Editorial, está en manos del italiano RCS MediaGroup. Por su parte, el diario El País está controlado por el fondo de inversiones Liberty, los bancos HSBC, Santander y La Caixa, así como por Telefónica.

Ahora retrocedamos a los últimos meses de 2012, cuando ambos periódicos sacan a la luz el escándalo de Bárcenas. En especial El País, que es quien publica la contabilidad B del Partido Popular. Por supuesto, todos nos escandalizamos ante la inmundicia que parece haber en las cloacas del partido del gobierno. Del mismo modo que todos nos alegramos de que un periódico que estaba en franca decadencia saque a la luz una noticia tan relevante.

Sin embargo, uno, que no es aficionado a las teorías de la conspiración, no puede, a pesar de todo, acabar preguntándose qué interés tienen, por ejemplo, La Caixa o el Banco Santander en sacar a la luz un escándalo que puede hacer caer al gobierno de Mariano Rajoy, o cómo puede beneficiar a Telefónica que un gobierno que favorece sus intereses se vea metido en serios problemas. Y aquí empezamos a especular.

En primer lugar, se podría pensar que se hace precisamente para reflotar a unos periódicos hundidos en ventas. Una buena exclusiva es precisamente lo que les hace falta para remontar. Esta puede ser una buena razón, desde luego. Pero el tema del que se trata (la financiación ilegal que puede derrocar el gobierno) y la coyuntura económica y política del país apuntan a que tal vez haya algo más. No se correría un riesgo tan grande sólo por vender unos cuantos periódicos.

Hace falta ser muy ingenuo para pensar que estos grandes accionistas de ambos periódicos han decidido dejar que la libertad de prensa sea la premisa que guíe su gestión. Está más que demostrado que, a través de los medios de comunicación que controlan, intentan velar por sus intereses. Un clarísimo ejemplo son los editoriales de El País contra el régimen de Hugo Chávez (que personalmente no defiendo). No es casual que el Banco Santander tenga negocios en Venezuela que se están viendo entorpecidos por el gobierno bolivariano.

Así pues, si la publicación de los papeles de Bárcenas no responde a un afán de informar sin tener en cuenta los propios intereses, ¿por qué han dejando estos grandes grupos que se lance semejante bomba atómica contra el Gobierno? También parece bastante claro que no lo han hecho para propiciar unas posibles elecciones generales que, según todas las encuestas, acabarían con un gobierno tripartito y una Izquierda Unida crecida y con una gran capacidad de influencia. Ni siquiera cabe pensar que, en el fondo, estos intereses económicos estén deseosos de que llegue UPyD al poder. Buena parte del programa de la formación de Rosa Díez no les beneficiaría si fuese aplicado. Por supuesto, no cuentan, porque no son idiotas, con que sea el PSOE en solitario quien alcance el gobierno. Entonces (y sigo especulando) ¿por qué se arriesgan a que el Gobierno pueda caer?

Especulemos.

Supongamos que es usted el gerente de un fondo de inversiones como Liberty. Un fondo estadounidense que, desde que empezó la crisis que usted mismo ayudó a producir, se está lucrando invirtiendo y especulando en contra de las economías europeas. Supongamos, si no, que es usted un gran banco nacional que se está dedicando a comprar deuda del Estado en unas condiciones muy ventajosas (el BCE le da dinero al cero por ciento y usted se lo presta al Estado a 4). Teniendo en cuenta esto, el hecho de que la economía española se desestabilice, le hace a usted ganar dinero. Mucho.

Además (seguimos, sí, especulando) la posibilidad de que el gobierno español entre en una profunda crisis y, en lugar de elecciones, la Troika elija a dedo a unos tecnócratas que lleven a cabo la política que a estos fondos y bancos más les gusta (ellos, son, después de todo, los famosos “mercados”), no es tan descabellada. El caso de Italia probablemente le hace a usted suspirar de nostalgia.

De manera que, con la filtración de los papeles de Bárcenas y la desestabilización de la situación en España, los grandes accionistas (por tanto, propietarios) de El País y el Mundo, ganan. Pase lo que pase.

Es posible que hayan hecho este cálculo de riesgos y que, solo por eso, hayan dejado que esa noticia viera la luz.

Sé que esta visión puede ser demasiado paranoica. Que tal vez los accionistas de ambos periódicos, sin más, hayan dejado trabajar libremente a sus empleados. Que tal vez me esté apuntando a una teoría de la conspiración demasiado retorcida. Que tal vez todo esto no sea más que una casualidad.

O no. Es difícil saberlo.

En eso consiste la paranoia.

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